El Barça fue muy superior en los tableros en el partido de Vistalegre. Cuesta creer cómo el equipo madridista, después de la exhibición dada en Atenas ante el Panathinaikos, se haya descompuesto de repente. Seguro que hay factores que desconocemos y han influido en un grupo que ha quedado deshecho. Lo peor es la falta de garra que mostraron los hombres de Messina frente al Barcelona, cuando los blaugrana dieron un tirón en el marcador tras un inicio igualado, o durante casi todo el partido contra el Estudiantes, donde los colegiales se adueñaron del rebote corto y largo más por ímpetu que por calidad o superioridad física.
Los aficionados estamos decepcionados, porque una vez más nos vendieron el oro y el moro. Ya lo dije en su momento, Messina es un gran entrenador pero no la panacea y la revolución en la plantilla, tampoco garantiza el éxito inmediato. Por mucho que nos hayan vendido, los tres refuerzos estrella procedentes de otros equipos ACB han ido a parar a Barcelona (Mickael, Rubio y Ndong). Compárenlos con Prigioni y Vidal, que actualmente se encuentran en un estado de forma alarmante.
Al parecer, hay deficiencias que el equipo del diréctor técnico, Maceiras, está tratando de solventar a contrarreloj con nuevos fichajes. Esperemos que haya equilibrio en la toma de decisiones, pues el poder omnímodo del técnico puede resultar contraproducente. Florentino Pérez ya tuvo una esperiencia frustrante cuando dio el mando exclusivo de la sección a Sergio Scariolo.
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