El Madrid, desesperado en la última jugada ante el Barcelona. La derrota por la mínima el pasado sábado ante el Barcelona, con nueva remontada heroica, no esconde las deficiencias del conjunto blanco, que se repiten en choques trascendentales: desconexiones del equipo (no se puede ganar sólo rindiendo en dos cuartos); plantilla poco competititiva (se echó de menos a Reyes); desquiciamiento general en ataque y en la última jugada del choque.
Si estas carencias se observan en el partido ante el máximo rival, el Barcelona, duelen más. Y si dos internacionales subcampeones olímpicos como Mumbrú y Raúl López se dejan la ‘cabeza’ en el vestuario, le sirven la victoria en bandeja al equipo azulgrana, que jugando a medio gas, no pagó su exceso de confianza y se encuentra en disposición de restregar un título europeo, si rinde a su nivel en la próxima Final a Cuatro.
El objetivo actual resulta ser poco ambicioso: llegar a semifinales de la ACB. Pasar esa ronda y luchar por el título es un objetivo poco realista.
